Antes pagaban los bocetos realizados y revisados por el cliente, previos a la ilustración final.
Es curioso: al ilustrador casi no le gusta bocetar: quiere ir de una al computador.
En cambio al cliente le gusta que el pasen muchos muchos muchos muchos bocetos antes de decidirse.
Orientaba David Consuegra* al respecto: Uno como profesional debe darle una sola respuesta al cliente: la que es. Los bocetos son íntimos, son de uno, son parte del proceso para llegar a la respuesta final que necesita el cliente. Una vez que se tiene la información necesaria para realizar el trabajo, ante el cliente se presenta la respuesta gráfica a su solicitud. Debe ser una. De lo contrario se puede pensar que uno duda acerca de qué es lo mejor.
*Orientaciones recibidas en clases de Diseño en la Universidad Nacional.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario